miércoles, 22 de agosto de 2012

The show shouldn't go on.

Como un gran ventanal estallando en mil pedazos, expandiendo sus proyectiles a cámara lenta.
No consigo ver la razón exacta, pero tanta tensión acumulada, tanta incertidumbre ascienden ahora burbujeando por mi garganta, desde los pulmones. Como un grito ahogado.

Sorprendentemente había tardado demasiado en dejarlo escapar.
Supongo que es mejor así.

Ahora, no hay de qué preocuparse. Nos ponemos de nuevo las máscaras, nos estrechamos civilizadamente la mano, y a proseguir con la farsa.


Y una mierda.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Radios

He descubierto que me encanta el olor a caucho y a pintura esmaltada fresca de los talleres de bicicletas.

En realidad no lo he descubierto ahora, pero hace poco, al reencontrarme con él evoqué una parte de mi infancia que recuerdo muy feliz.

Me encanta, me fascina esa parte de nuestro cerebro (que supongo que todo el mundo tendrá) de ir suprimiendo los recuerdos malos y dejar los buenos. Como un filtro MADE IN EVOLUTION, para conseguir ser felices y esas cosillas.

Pero volviendo a mi infancia, que como iba diciendo, fue muy feliz, ahora me doy cuenta de lo afortunada que fui. A pesar de los pesares.
Porque si tras 13 años consigues encontrar olores que te hagan recordar momentos especiales y te hagan sonreír, puedes considerarte muy afortunado.
Yo tengo mi ranking de olores:

1. El olor a cacao labial en tu mejilla, que te recuerda que tu madre se fue hace un rato a trabajar.

2. El del jabón de la abuela Fina, que hace sus abrazos inconfundibles.

3. El olor a tierra mojada, que convierte ese día bochornoso de verano en tormenta repentina y carga de electricidad y energía el ambiente.

4. El olor a verdín renacuajo.

5. La tortilla de la cena de los domingos, que se olía al doblar la esquina de la calle cuando llegabas con hambre canina tras haber estado todo el día de pingajo.

6. El olor seco, arenoso e intenso de una montaña de trigo como por las que te deslizabas cuando no te veía tu abuelo.

7. El de un libro recién comprado, que te atrapa y hace que te dé pena leerlo porque sabes que irremediablemente se irá con el uso.

8. El olor a madera sin barnizar.

Sé, soy consciente de que faltan dos en éste "top ten".
Uno espero encontrarlo en el futuro, el otro nunca se sabrá.

Papillon

Por una vez (sin que sirva de precedente) voy a utilizar la segunda persona del singular como debe de ser, no para referirme a mí misma.
Tú.
Harta de tanta duda, yo, de preguntarle al viento...

Ups. No, no, comenzaré de nuevo...

Me conoces. Bueno, crees que me conoces. Yo a ti sí. Y bien. Mejor de lo que tú crees que te conozco. Eso se me da bien, mira, lo de calar a las personas. Es muy útil, además.

Tú, querida, que viajas por el mundo en vuelo comercial; tú, que sigues las sendas de la moda y el camino de lo inerte; tú, que tratas de no conocerte a ti misma por miedo a lo que te puedas encontrar; tú, que tratas de entrar por esa puerta de problemas en el curro y comidas los domingos.

Te confesaré una cosa que creo que deberías saber:
Esos intentos tuyos de cerrar los ojos y enterrar la cabeza en la arena; de no hablar contigo misma, de cerrarte a tu corazón, no funcionan. Y lo siento, de verdad.
La culpa fue del cha-cha-cha.

La culpa fue de aquellos que nos prometieron la felicidad eterna y no sabían cambiarnos el pañal; la culpa fue de los de arriba, de los comunistas y de maría santísima.
Por no avisarte. Por no avisarte de que la vida no es un camino de rosas, de que los reyes no son los padres; que el "ya te llamaré" en realidad es un "cuando me aburra llamo a ésta para follar", que los gamusinos no existen y que huir de los problemas con aparente normalidad fuese posible.

"El viaje" no existe.

No puedes pretender subir un peldaño más en la escalera si el de abajo no está bien firme. Te caerás.
Pero lo jodido de caerse no es la caída en sí, sino no saber que estás cayendo. Porque la hostia es mayor. Te pilla desprevenida.
Observa, por favor, ¿a tu alrededor notas algo distinto?
¿Te suena de algo el "pues si le cae mal a todo el mundo, por algo será"?

Un aviso. Dos avisos. Tres avisos. No esperes que sigan siendo eternos.


Date cuenta de que papi no va a estar siempre detrás de su niñita para que no se caiga de los bordillos.

Que Dios aprieta y a veces cuando se cansa acaba ahogando.
A ver, para que me entiendas: aunque te fumes un canuto, tu vida de mierda no va a cambiar, coño. Espabila, mejora y cuando veas que todo está bien, fúmatelo para celebrarlo. Así, sí.

Ah, y tranquila. Puede que sea mi momento de desaparecer de tu vida, quién sabe...
Pero no te preocupes. Siempre habrá una loba en algún lugar esperando amamantarte.
O quizás tengas que aprender a buscar tú la comida.

Si te pasa lo segundo, llámame.
Estaré más que dispuesta a colarme otra vez en tu vida.