miércoles, 25 de abril de 2012

RETROSPECTIVA

Y cuando creías que por fin las cosas iba a ir bien de una vez, llega el maldito miedo. La inseguridad. La indecisión. El "mierda, ¿y si después de todo nada cambia y todo se queda como antes? Igual de aburrido y decepcionante que antes..."
No espero que lo entiendas, ni yo misma me entiendo la mayoría de las veces.
Si de algo estoy segura es de la decepción que siento hacia la raza humana en general, y hacia mí misma en particular. 
Por no saber apreciar lo que tengo delante; por no darme cuenta de que muchas veces los sentimientos tan pronto como vienen, se van; por todas y cada una de mis malditas inseguridades, que me hacen frenar; por todas las excusas que intento buscar a algo que sólo se puede llamar miedo.
Porque me da miedo.
Tanto tiempo viviendo ajena a los sentimientos, a la esperanza, al no saber que pasará mañana, que me cuesta acostumbrarme. Me cuesta reaccionar.
Y a veces necesitamos una bofetada para reaccionar de una vez por todas.

xoxo

viernes, 20 de abril de 2012

Pequeños momentos.


Puede que ya todo haya acabado.
O puede quizás que nada haya existido nunca.
También puede que nuestra realidad no sea tal, y que sea sólo un sueño.

Un sueño de esos que se tienen cuando llegas rendido a casa, te tumbas y automáticamente te sumerges en un mundo de relativa calma donde tu inconsciente toma las riendas y actúa con plena libertad.
Digo de relativa calma porque, a veces, y de forma imprevista, soñamos algo que no habíamos deseado y nos despertamos con un sobresalto y la frente llena de sudor. ¿A quién no le ha pasado esto alguna vez?
El problema es que, una vez recuperados de la pesadilla, cuando pasa el momento de mayor tensión, nos sentimos temerosos de volver a cerrar los ojos. Y es que los seres humanos siempre hemos temido todo aquello que no podemos controlar.
Quizás por ello nos asustan tanto las grandes catástrofes provocadas por la naturaleza, y quizás gracias a esto siempre hemos intentado ser más fuertes que esta. Me pregunto si este miedo ha sido lo que ha impulsado al ser humano a la evolución, a crear barreras que frenen el poder destructivo de la naturaleza.

Después de meditar esto unos instantes, me pregunto el motivo de que esté escribiendo estas reflexiones.
Sinceramente habría sido una apuesta sobre seguro inventar un relato fantasioso ; o por el contrario, podría pensar en aquella persona que ocupa un lugar especial en mi corazón y dedicarle una entrada. Demasiado tópico.
Tras evaluar mis opciones he elegido la que considero más acertada, la que más me identifica.
Por eso quizás he preferido plasmar esa pequeña reflexión, para que en estos folios quede reflejada una pequeña parte de mí.
Ya sé que en principio puede parecer una tontería, pero para mí resulta mucho más personal y característico de cada uno que simplemente escribir por escribir.
Quizás la persona que lo lea crea que simplemente son pensamientos inconexos que no le interesan a nadie, pero son parte de uno mismo.
Son esas pequeñas ideas, esos pequeños detalles que nos rondan por la cabeza durante las largas noches de vigilia en las que por más vueltas que des en la cama, el sueño no llega.
Nos es imposible dormirnos pero tampoco nos levantamos para aprovechar el tiempo en otra cosa sino que nos quedamos a solas, cara a cara con nuestros pensamientos y es cuando surgen estas preguntas.
Hay quien las define como quebraderos de cabeza o paranoias, aunque existen numerosas formas de llamarlos.
Yo prefiero pensar que son tan solo sueños.

¿Quién me ha robado el mes de abril?


No sonríes casi nunca, 
pero cuando lo haces
vale un verano entero,
vale una luna llena.

Veinte del cuatro.

Otra vez por aquí. Y todo sigue tal y cómo lo dejé. Tendré que quitarle la capa de polvo que ha cogido.